sábado, 31 de marzo de 2012

Los bárbaros: los Hunos

Los Hunos eran un pueblo nómada que llegó a Europa desde China (se dice que los chinos construyeron la muralla china para defenderse de los ataques hunos), atravesando las estepas. Eran un pueblo que aparecían por sorpresa, saqueaban y se marchaban. Ganaban por el miedo que les tenían, al ser técnicos, tácticos y sus apariciones estelares.

En el año 406 d.C Roma estaba en decadencia y no quería enfrentarse directamente a los Hunos, el Emperador de Occidente era Honorio y su hermano Arcadio gobernaba en Oriente. Se decidió entonces enviar junto a los hunos al hijo de un oficial para que éste se criara entre las costumbres hunas.

Los Hunos eran un pueblo que no utilizaban la agricultura, ni la construcción ni el comercio. Su mayor talento era la guerra y su arma tradicional el arco reflejo.

Eran considerados como los mejores jinetes. El caballo era un símbolo fuerte para ellos, que eran nómadas y recorrían grandes distancias en poco tiempo y, a la par, les daba una ventaja militar.
Los romanos creían que los Hunos eran bestias, medio animales, que comían carne cruda y una serie de leyendas que les hacían saber lo terroríficos que eran.

Aecio (el hijo del oficial romano, rehén de Alarico I) se hizo entonces amigo del próximo rey Huno, así como aprendió las tácticas en la lucha que poseían los hunos.

El Emperador de Oriente, Teodosio consiguió la paz con los hunos en el año 422 d.C pagándoles a estos un tributo anual, y en el año 425 d.C Aecio consiguió una importante alianza con los Hunos en una Guerra Civil Romana.

Aecio, que seguía subiendo en la élite romana, recompensó a los Hunos con nuevas tierras. Pero esta paz entre hunos y romanos no duró demasiado al surgir un verdadero jefe huno: Atila, que superó a Aecio.
Atila llegó al poder huno, tras asesinar a su hermano, porque lo consideraba incapaz de poseer el poder huno. Se decía que Atila poseía la espada de Marte (Dios de la guerra) y que por tanto, era invencible.
Su objetivo era instalar un sistema político, dejar de ser nómadas que saquean. Quiere transformar la vida huna.

Atila llegó a los Balcanes en el año 447 d.C, a las ciudades del Imperio Oriental con un gran ejército. Los romanos intentan pactar con ellos para poder luego enfrentarse a ellos.
Los  hunos tenían medios ya para asediar las ciudades amuralladas del Imperio. Lo habían conseguido tras una gran época huna, porque tenían una riqueza consecuente del tributo que se multiplicaba y del pillaje del que eran maestros. Así, se volvieron sedentarios y abandonaron sus tradiciones como la equitación, diversificándose el pueblo huno.

Atila, era el jefe del Imperio Huno, y quería ser igual que Roma, por lo que debió a aprender a ser diplomático dejando atrás su sed de sangre en la guerra, por lo que se convirtieron en una seria amenaza para el Imperio Romano.

Teodosio murió en una caída de un caballo y le sucedió Marciano, oficial militar que niega el tributo a los hunos, lo que le da una oportunidad a Atila en el año 450 d.C.

El ejército romano se temía lo peor, porque la guerra era inevitable. Pero Atila se contuvo y no atacó. Esperaba su oportunidad. La verdadera.

En la ciudad de Raverna, los soldados romanos arrestaron a un criado de alto rango. Honoria, la hermana del Emperador Valentiniano estaba embarazada de éste, que era su amante, obligando a Honoria a un matrimonio sin amor. Honoria entonces envió un  mensaje al líder huno, ofreciéndole su mano si iba a rescatar a la princesa romana, con todo lo que ello significaba.

La Iglesia, que iba adquiriendo cada vez más poder, limitó el bien y el mal en el Imperio. Calificando a Atila como la encarnación del mal. León I avisa  a las ciudades saqueadas, como ciudades pecadoras.
Aecio era el oficial criado con el arte de la lucha huna y su manera de vivir y Atila debía derrotarlo.
Roma luchó contra los hunos por su supervivencia en el año 450 d.C. Aecio pidió ayuda a los bárbaros. Si Roma caía, el Imperio Huno se haría con el poder de todo el continente, por eso se alió con los bárbaros federados para enfrentarse a los Hunos.

Fue la Batalla de los Campos Cataláunicos, que fue una lucha incomparable, como nunca antes, que se decidía en la lucha cuerpo a cuerpo.

Los Hunos se replegaron a la defensiva, agotados tras la dura batalla que prolongó un día entero. Y los romanos regresaban a casa. El gran ejército de coalición romano no acabó con los Hunos.
Aecio proclamó la victoria romana, permitiendo a los Hunos que se retiraran, sin saber por qué, quizás por su pasado huno, pero la idea que se presenta con más fuerza es la de equilibrar la balanza entre bárbaros y hunos.


Atila, necesitaba provisiones para el duro invierno y su objetivo final estaba claro: Roma.
Entonces, León I en el año 452 d. C en la ciudad de Mantua se enfrenta a Atila tan sólo con el poder de sus palabras, persuadiéndolo de su marcha sobre Roma.

Atila no siguió en su objetivo de Roma, quizá por las palabras del pontífice, pero lo más probable es que  las epidemias diezmaran su ejército, sobre todo la malaria.

En el año 455 d.C Atila se reagrupa y planea otra vez su conquista de Roma y va con su mujer, la Emperatriz Honoria. En su noche de bodas muere en su propia sangre de un paro cardíaco y hemorragia cerebral. Sucumbió a los excesos de una fiesta.

Atila tenía muchos hijos pero no le sucedieron. Esto acabó en una Guerra Civil Huna entre los hijos de Atila. El poder huno entonces, decayó. Perdieron la unidad y ya no eran una verdadera amenaza para el Imperio Romano. El Imperio Romano, también se derrumbaba, viniéndose abajo cada vez más, y la Iglesia tras superar el azote de Dios (Atila), fue apoderándose del poder.


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