viernes, 15 de mayo de 2020

NOS HEMOS MUDADO, FUNDADO LA REVISTA 





jueves, 17 de diciembre de 2015

MUJERES Y MEDICINA: PATRIARCADO Y "SEXUACIÓN CIENTÍFICA".

Buenas noches querid@s. En este día 17 de Diciembre, por extraño que parezca no voy a escribir sobre política, a pesar de ser el tema más candente del momento, pero quizás lo haga más adelante, siempre en referencia a lo que hago, que es Historia de las Mujeres y Análisis de Género.

De lo que hoy me apetece hablaros es de algo que nos toca mucho más adentro, y cuando digo a dentro quiero ser explícita, pues me refiero al cuerpo, a nuestros cuerpos, a la salud, y a la sexuación que se lleva a cabo en el ámbito de la medicina con respecto a las mujeres y las pruebas médicas en general, sobre todos los individuos.

Cabe deciros en primer lugar que, resulta curioso —si no casi patético— que la medicina ha sido, desde tiempos ancestrales, una profesión ejercida por mujeres, pero que sin embargo sigue sin ser reconocida dicha labor, y destacan sobre ellas aún nombres en masculino (de los cuales no dudo su reconocido mérito), pero que en ocasiones han dejado mucho que desear con sus convicciones con respecto a las mujeres.

Si todo el mundo conoce la típica imagen de la enfermera, tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial, esto no dista mucho de las parteras griegas y romanas, o las curanderas medievales, pues las mujeres siempre han estado ahí detrás, abordando las labores de cuidado —naturalmente no reconocidas—, trayendo criaturas al mundo, sanando enfermedades... Durante la Historia, aquella mujer que dedicaba su tiempo a labores y cuidados sanitarios, sobre todo a partir de la Edad Moderna, cuando la salud empieza a profesionalizarse, era vigilada con ojo avizor, pues probablemente sería tachada de bruja, en lugar de referirse a ella como curandera, debido a la ausencia en estas mujeres de unos estudios adecuados, por desgracia.

El caso es que, a parte de este primer punto, de que las mujeres estén arduamente alejadas del avance médico, lo que compete a los análisis clínicos no dista tampoco mucho de la realidad, y aquí es donde lanzo mi segundo punto:

"Comprobado científicamente" —como el Actimel— Las mujeres menos, las mujeres más, las mujeres esto, las mujeres lo otro... Lo que vengo a referirme aquí si ya lo habéis pillado es al simple hecho de que, en medicina, la teoría de las esferas separadas, o lo que es lo mismo, la división sexual, también se confirma.

Generalmente las pruebas y los análisis médicos solo se demuestran bajo individuos masculinos, pero ¡ojo! de cierta edad, peso y estatura, que tampoco van a llamar a mi abuelo para hacer un estudio de caso clínico para un nuevo medicamento. Es decir, las mujeres prácticamente no aparecen en estos tipos de análisis y seguimos así un poco como allá en la Edad Moderna, con unos cuerpos desconocidos: los de las mujeres.

Con todo esto no me voy a referir a que todas las pruebas médicas sean incorrectas o deficientes, pero sí a que aún queda mucho por hacer. Las mujeres, culturalmente, hemos estado apartadas de todo durante una catástrofe de años que han dado lugar a que el patriarcado sea tan permanente en nuestras vidas que no lo tomamos en cuenta en las más pequeñas cosas, pero ahí está. La ardua tarea de controlar los cuerpos de las mujeres ha llevado a la medicina —también utilizada por el patriarcado como arma—, a "comprobar científicamente" que las mujeres están menos capacitadas que los hombres. Pues perdónenme el descaro pero eso es MENTIRA. Nadie, repito, nadie es igual en esta tierra y si usted que me lee ha encontrado a su doble, tráigamelo (no vale tu hermano gemelo). Porque cada ser humano se compone químicamente de un modo distinto, y para eso solo tenemos que alzar la cabeza y observarnos los unos a los otros.

Está claro que si tienes vagina tienes ciertas cosas que no tendrías si tienes pene o viceversa, pero más allá de todo ello, las capacidades físicas y sobre todo intelectuales, son las mismas. Lo que ocurre señoras y señores es, que a las mujeres se nos educa para que nos defiendan y a los hombres para defenderse, analicen ahora ustedes la diferencia con todas sus consecuencias y repercusión cultural. 

A esto voy a sumar algo que me da muchísima rabia y es, que si lo único que tal vez hace diferentes a seres sexuadamente "femeninos" de los "masculinos" sea el hecho de tener vagina, parir y traer hijos a este mundo de "hij@s de puta" —entiéndanse las diferencias—, es por tanto esa suerte, o esa desdicha —la de tener vagina me refiero, porque en algunos países lo es— lo que hace que nos venga la conocida Menstruación. Sí, la regla, lo que hace que tengamos unas hormonas distintas que corren mucho más espesas por nuestro torrente sanguíneo cada 28 días y que nos ponen de una mala hostia que te cagas. ¡¡Si!! ¿¿Y qué pasa?? me enerva el hecho de que no pueda dolerte la puñetera barriga, o de que no puedas quejarte porque estés desangrándote como un jodido cochino, porque ¿sabéis qué? que eso si que es natural, es probablemente de las pocas cosas naturales que existan en este mundo artificial. Tan natural como el tener una eyaculación o que te salgan mocos al sonarte.

Con esto queridos y queridas leyentes, solo quería haceros reflexionar un poco sobre lo que concierne a nuestros cuerpos, tanto de hombres, como de mujeres, como de aquel que se ha puesto una vagina, o tenga de las dos cosas. Y es que no es todo realmente cierto y realmente valido, que el patriarcado actúa allá donde menos lo esperamos tal y como lo hizo en el pasado, lo hace ahora, en los anuncios de los tampones, de las compresas y cuando vamos a urgencias. Porque, aunque parezca lastimoso, no dictamos mucho aún de aquellas convicciones que se hacían bajo el Régimen de Franco, el la que que "renombrados médicos" "comprobaban científicamente" la inferioridad de las mujeres con respecto a los hombres, bajo el paraguas de un sistema político para el cual la mitad del país era intelectualmente inferior por pensar de un modo diferente. Creo que eso, a día de hoy, aún da mucho que pensar.

Buenas noches y gracias.

R.G.H.






miércoles, 29 de julio de 2015

NO ME GUSTA LO QUE VEO... Y CASI NI LO QUE LEO.

Buenos Dias desde Bristol a mis lectores.

En primer lugar, siento la larga ausencia y, en segundo, comunicar que escribo desde un ordenador britanico que no me permite colocar acentos, por lo que editare el articulo en mi regreso a casa.

Como ya sabeis, este blog tiene un interes de difusion historica que, en mi caso, intenta hacerlo desde una perspectiva de genero. Hoy no hablare especificamente de Historia, pues hoy me he levantado con ganas de escribir desde  mi mas sincera intimidad.

Hoy, tras dos semanas en Reino Unido, voy a contar lo que llevo varios meses observando: mujeres, hombres, maricas, lesbianas, trans, peques, viejos... vivimos en un mundo raro de cojones. Cuanto mas leo, cuanto mas estudio, me doy mas cuenta de la imbecilidad del ser humano, a excepcion de unos pocos.

Vivimos en una sociedad que, por mucho que desee aparentar avances, se va al traste, un traste que viene en aumento desde aquellos remotos tiempos en los que se inventaron los dioses y los mitos. Cada dia veo cosas que no me gustan, y que de seguro no gustan a muchos de los que vais a leer esto.

Las cosas que no me gustan parten practicamente todas de una premisa, y es la division. A lo largo de la Historia, el ser humano, ha tendido a dividir, a ordenar, a clasificar, y tambien a marginar. Todo nuestro mundo, todo lo que nos rodea, gira en torno a un ordenamiento que basa sus esquemas en los parametros genero/clase/raza, que ordenan, a antojo de unos cuantos, nuestra cotidianeidad.

Dia a dia, la television, la prensa, la religion, toda la simbologia que nos rodea, se encarga de transmitir e imponernos unos valores que demarcan la creacion de las identidades que rigen el funcionamiento del mundo. En occidente, las mujeres estamos condenadas a esculpir nuestros cuerpos para acomodarlos a los deseos sexuales de los hombres, los cuales tienen que esforzarse por mantener su estatus de superioridad, de ganar dinero y de ser el cabeza de familia [en lineas generales]. Por otro lado, el dinero marca rigidas diferencias, y es indicador de lo que valen las personas. Como un conocido mio diria, en el Primer Mundo somos cifras, no personas. En el Tercer Mundo la cosa funciona mas o menos del mismo modo, pero ellos son "menos modernos" como estupidamente dirian algunos. Aqui las culturas son mas arraigadas y existe una doble marginacion: la de raza y la de genero. El Primer Mundo se aprovecha de los paises pobres o en vias de desarrollo por cuestiones de interseccionalidad (genero/clase/raza), y dentro de estos ultimos, el genero juega un papel sumamente importante, pues al igual que en el mundo consumista, en estos paises, mujeres y colectivos marginados, son los subalternos de los subalternos, como diria la autora india, Spivak. Se margina por la raza y se margina por el genero.

La cuestion es que, ya sea por unos medios, como por otros, en el mundo hay unos parametros que ordenan y dividen, sesgan y marginan. El ideal social es el Hombre, con las caracteristicas de "el Hombre", y la Mujer, con las caracteristicas de la "Mujer". Todo lo que de esto se salga es raro o incierto. Y es que se tiende a homogeneizar ya no el genero, sino el sexo, y todo lo que no parezca convencionalmente un hombre o una mujer, es raro y marginal. Pero, siguiendo a la antropologa Judith Butler, si vivimos en un mundo tan grande y tan diferente, Como vamos a hacer una division sexual y cultural a traves de solo dos parametros: macho/hembra?

Es complejo para mi escribir esta critica en poco espacio, pero se que muchos la vais a entender y estareis de acuerdo con lo que aqui me refiero. Me refiero a que vivimos en un mundo que mide a las personas con dinero, un mundo que odia y que maltrata por cuestiones de raza, por cuestiones de genero, que va a la guerra por cuestiones religiosas, y que sigue creyendo en un Dios que mata y desangra a sus pueblos, con el unico fin de obtener beneficios economicos al fin y al cabo. Vivimos en un mundo en el que si naces para ser mujer, estas condenada de por vida, seas cristiana o seas musulmana, seas atea, hetero, tortillera o bisexual. Tus actitudes deben girar en torno a la satisfaccion de los hombres, de lo contrario, seras condenada al fracaso. Vas a salir a la calle con miedo, a veces con asco, porque vas asustada si es mas tarde de las diez, porque tu cuerpo y tu pelo te delatan, porque eres mujer. Si eres hombre y no eres mas inteligente que tu pareja, no salgas con ella a la calle, y hazla callar, porque te van a juzgar, te van a decir "nenaza" o "marica", porque si, ser homosexual es insultante sabes? como va a gustarte alguien que tenga pene como tu? es "antinatura".

Pero, que cojones de antinatura? antinatura es violar a una mujer, a un hombre o a menores, antinatura es mutilar los genitales, antinatura es el maltrato, fisico y simbolico, antinatura es la exclusion social, antinatura es la violencia a los pueblos... todo eso si es antinatura.

Y tu, si tu, ciudadano de a pie, no te asustes si ves a una persona de distinta raza por la calle, no te asustes si ves a dos tios besandose. Asustate de los parametros que te exigen ser como eres, asustate de lo que ves normal y que te rodea.

En este escrito esta mi etica, la etica del respeto, la etica de mirar las cosas desde otra perspectiva. Juguemos a quitarnos la venda de los ojos en lugar de seguir siendo gallinitas ciegas. Basta.

R.G.H

domingo, 14 de diciembre de 2014

TÁCITA MUTA, LA DIOSA ROMANA DEL SILENCIO. MUJERES EN LA VIDA PÚBLICA.

Es un hecho inherente en todas las sociedades, que la cultura se va modelando en cuanto a las necesidades de las personas que la conforman.

En las sociedades antiguas, como la romana, los fenómenos o hechos inexplicables se verían materializados a través de los mitos, que hacen legitimar situaciones que a día de hoy puedan parecernos injustas o inhumanas.

Este sería el caso del que vamos a hablar ahora, ya que las mujeres a día de hoy si tenemos palabra por lo que hemos de usarla por nuestra causa. 

Tácita Muta sería la diosa romana del silencio, y por supuesto, no es casual que sea una mujer. Esta diosa en un principio sería una nayáde, una ninfa de agua dulce. La llamarían Lara, la charlatana, pues era tendente a no poder callarse y a no parar de hablar.

Un día, Júpiter confiaría un secreto a las nayádes, pero Lara iría corriendo con el cuento Juno, la esposa del dios, por lo que éste impondría sobre ella un severo castigo, arrancándole la lengua y desterrándola a los infiernos (cómo no). Con el tiempo, la tradición la convertiría en Tácita Muta, la diosa del silencio.

Viene al caso esta figura mitológica para hablar del papel que ostentaban las mujeres en la vida pública de la sociedad romana. Para empezar debemos saber que la sociedad romana es puramente patriarcal, por lo que el hombre se impondría como el centro, no solo de la casa y la familia, sino también de la vida pública, siendo la ciudad su máxima expresión. 

La ciudadanía era algo reservado a los hombres, y las mujeres libres no disfrutaban de ella al completo, pues no tendrían derecho ni a ostentar cargos políticos, ni al voto, ni a formar parte del ejército. Así que podríamos decir que eran como ciudadanos de segundo orden.

Es curioso referirnos a esta diosa porque el silencio era algo que debía ser natural en la mujer en cuanto a la vida pública se refiere. La mujer no tendría ni voz, ni voto (y nunca mejor dicho) en los asuntos de la política. Es más, todas las fuentes clásicas lo apoyan, como el Digesto.

Tácita Muta habría robado a las mujeres romanas el derecho a la expresión pública, convirtiéndolo en un pecado capital que se pagaba con el destierro. Un pecado que seguimos pagando por extensión aún hoy día, pues quién no ha escuchado nunca que "calladitas estamos más guapas".

Aún así, para suerte de estas mujeres (o simplemente justicia), esto se va paliando poco a poco y a mediados del Imperio las mujeres aparecen como continuas donantes de dinero, banquetes y obras públicas en los municipios (acción que se conoce como evergetismo).

En conclusión, esto es solo una de las muchas injusticias a las que tuvieron que hacer frente las mujeres en el mundo romano y que son importantes conocer para poder darles hoy en día esa voz y ese voto que nunca tuvieron.

R.G.H

Bibliografía de consulta: 

MARTÍNEZ LÓPEZ, Cándida, 1995. "Las mujeres en la sociedad romana. Una nueva perspectiva desde las relaciones de género". En Nueva lectura de la mujer: crítica histórica, Universidad de Málaga.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Isabel. La reina que cambió la Historia de España. (Marina Evangelista Pertiñez)

Hoy hacemos honor a la reina más grande de España, debido al final de la serie "Isabel" con una entrada a cargo de nuestra amiga y compañera, Marina Evangelista Pertiñez. Disfruten de la lectura.




En primer lugar quiero dedicar este artículo a mis amigas Rebeca García Haro, creadora de esta magnífica sección en la que hace honor a la historia de las mujeres y a Estefanía Serrano Lahaba, ambas, grandes apasionadas de la Historia.

En segundo lugar, realizar este artículo sobre Isabel I de Castilla, personaje histórico al que admiro por ser una mujer fuerte, de carácter decidido, capaz de revolucionar la figura de las mujeres en el trono en la España del siglo XV, por su constancia a la hora de lograr lo que se proponía y por conservar y dejarnos en herencia uno de los reinos más grandes y hermosos, el Reino de Granada.

En esa España compleja, nace Isabel el 22 de abril de 1451, en el palacio de Madrigal de las Altas Torres, un pueblo de Ávila.

La obsesión de todo monarca era la sucesión al trono por lo que era muy importante el hecho de tener un varón para dar continuidad a su legado. En el caso de Juan II de Castilla, padre de Isabel, esa idea no le preocupaba puesto que tuvo un hijo llamado Enrique de un anterior matrimonio.

 La vida le tenía varias desgracias preparadas a Isabel a lo largo de los años, la primera, la muerte de su padre, el rey Juan II cuando apenas tenía tres años. Al tomar su hermano Enrique el trono, trasladó a la familia de Isabel a la villa de Arévalo, por ser su madre la segunda esposa de su padre fallecido. Isabel desde pequeña tuvo que presenciar los llantos y amargura de su madre que se lamentaba por la pérdida sufrida.

Un fraile que vivía en el palacio, Fray Llorente, permaneció al lado de Isabel durante muchos años enseñándole a dar sus primeros pasos en la fe católica, hecho muy importante puesto que la religión católica es la que marcará su vida y el futuro de la España en aquel entonces.

Tras la muerte de su padre, no les quedó una gran herencia y pasaron de vivir en la corte donde si tenían atenciones a hacerlo en un modesto palacio sin ostentaciones. Tales variaciones hicieron más fuerte a Isabel.

Cuando creció, su hermano Enrique la llevó con él a la corte en Segovia para planear un futuro matrimonio y ser educada por su mujer Juana de Portugal. Isabel no quería ir a la corte puesto que las historias que se contaban sobre la vida que allí se llevaba chocaban con su carácter reservado y espiritual. Este sería otro golpe para Isabel.

 El siguiente golpe en su vida fue el fallecimiento de su hermano pequeño, Alfonso, probablemente por envenenamiento ante las intrigas de proclamarse rey enfrentándose así con Enrique IV. Isabel asumió su muerte con resignación.

De pronto el destino volvía a imponerse en la vida de la joven que sufrió un cambio importante pasando de ser una infanta despreocupada a entrar en la línea recta sucesoria. Otro cambio para ella fue la elección de Fernando de Aragón como esposo, negándose rotundamente a aceptar los pretendientes que su hermano Enrique le impuso, mostrando así su rebeldía y oponiéndose a ser una mujer sumisa.

 Cuando se encontró con Fernando, ambos se miraron y comprendieron que su decisión había sido acertada, viendo en él un buen compañero con el que compartir su vida.
 El enlace matrimonial se produjo el 19 de octubre de 1469. La vida que tendrían por delante estuvo llena de sacrificios e intenso y duro trabajo.

 Cuatro años después falleció su hermano Enrique e Isabel era proclamada reina de Castilla enfrentándose a su sobrina Juana " La Beltraneja" que intentaba arrebatarle el trono.

Los años de reinado que desarrolló la hicieron merecedora de convertirse en la reina más importante que ha tenido nunca España, por su empeño, eficacia sobre su cargo.

 Terminó con la conquista de la última ciudad en poder de los árabes, Granada. Fue la única en creer en el proyecto de Cristóbal Colón financiando su causa de descubrir el Nuevo Mundo, creó la Santa Hermandad, el primer cuerpo de policía al servicio de los comerciantes y los ciudadanos; administró justicia entre sus súbditos y dedicó su vida a viajar por todos los rincones del país y recibir a miles de personas que pedían reunirse con ella.

Cuando Isabel contaba con 52 años, comenzó a tener fiebres, se le hinchaban las piernas, aumentó de peso y aparecieron úlceras en sus piernas las cuales fueron atribuidas a  sus viajes a caballo. Tuvo dificultad para caminar, teniendo que trasladarse en una litera hasta quedar finalmente postrada en su lecho. Incluso estando enferma siguió ocupando su cargo como Reina, enfrentando a sus enemigos hasta el final, como al hijo de Juan Pacheco, el marqués de Villena al que dedicó esta célebre frase 
" Sabed que viví igual que morí, plantando cara a mis enemigos". Finalmente la que tan católica vivió, igualmente murió ya que consciente de su desenlace mandó misas por su alma. El 26 de noviembre de 1504, fallecía la Reina a los 54 años, en el Palacio Real de Medina del Campo (Valladolid). Sus restos mortales descansan en la Capilla Real de Granada junto a los de su esposo, su nieto Miguel, su hija Juana, a la que dedicare otro artículo, y su esposo Felipe "el Hermoso". 

En definitiva fueron muchas las causas que llevó a cabo con determinación y sin retroceder en sus decisiones. La más importante de todas sus hazañas fue su compromiso con la creación de una unidad nacional, construyendo la unión entre Castilla y Aragón necesaria para que podamos hablar hoy día de España como país. España debe buena parte de lo que hoy es a Isabel la Católica, que creyó en la unión de los pueblos. 

sábado, 29 de noviembre de 2014

HISTORIA DE LAS MUJERES EN LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA.

Comenzamos esta nueva sección con un breve repaso por la historia de las mujeres en España durante los siglos XIX y XX. Me parece interesante hacer saber nuestra historia más reciente, para poder ver la evolución del sector femenino en nuestro país.

En esta entrada, me voy a basar en el libro editado por Pilar Folguera junto a varias colaboradoras, El Feminismo en España. Dos siglos de Historia (Siglos XIX y XX). Forma parte de una serie de ponencias que tuvieron lugar en un curso sobre “El feminismo en España”, que se realizó en el año 1988, y que posteriormente se editó por la Editorial Pablo Iglesias.


Antes de hablar sobre los primeros esbozos feministas en la historia de España Contemporánea, debemos hablar del lugar que ocupó la mujer en el Antiguo Régimen.

A rasgos generales, sabemos que el papel femenino siempre estuvo relegado a las tareas del hogar (tanto dentro como fuera del matrimonio), el mundo espiritual, o incluso la prostitución.

Si hemos de hablar en la Edad Moderna de la primera figura que abriese un poco el camino crítico ante la discriminación de las mujeres, ese sería el Padre Benito Feijoo. Sería el primero que hablaría de las mujeres en un tono más amable.

Pero si hay que destacar una figura importante en el Antiguo Régimen, esa es Doña María de Zayas. Esta fue una literata que escribiría en sus obras la situación por la que las  mujeres pasaban. Más adelante, la inquisición terminaría por vetar su obra.

Aún así, la lucha por las mujeres será algo inocuo en la sociedad española hasta bien entrado el siglo XIX.

Dos figuras resaltan por encima de cualesquiera: Doña Concepción Arenal y Doña Emilia Pardo Bazán, dos mujeres que intentarán hacer frente a la situación de las mujeres y su discriminación en el tiempo que les tocó vivir, y que marcarán el final del siglo XIX y el comienzo del XX.

En primer lugar, cabe hablar del contexto que les tocó vivir a todas estas mujeres  que históricamente cabalgaban entre la República, la Monarquía, y la Restauración, los inicios del liberalismo e incluso el ascenso de los movimientos de izquierdas y los partidos obreros, la tardía revolución industrial española y la breve dictadura que acaecería al final de la  época de la Restauración.
Las mujeres, en este contexto, seguían pintando lo que pintaban en épocas anteriores. Volvemos al hogar, a la familia, a las calles… el modelo perfecto de mujer era la sumisa o de la que se podía abusar y repudiar.

Pero por poco que pareciese, una figura rompe los esquemas de la época. Esa será Concepción Arenal, o como sus más allegados la llamaban, Doña Concha. Aunque anclada en un aferrado Cristianismo, Concepción Arenal alzaría su voz durante los últimos años del siglo XIX para protestar sobre la situación de las mujeres. Hablaba en sus escritos siempre del pensamiento liberal, adaptándolo a las mujeres;  de la justicia y las leyes, y de por qué estas no amparaban de igual manera a las mujeres. El paso más importante quizás de su carrera sería la obtención del puesto de Visitadora Oficial de Cárceles de Galicia, en el año 1864.

Emilia Pardo Bazán, otra gallega de nacimiento, se caracterizaría por ser más liberal que Doña Concha, a pesar de ser discípula y seguidora de ella. Hablaría de la mujer en términos pedagógicos, de su obligada educación e instrucción, y también defendería sus derechos políticos, como el derecho al voto como fundamental.

En conclusión, dos mujeres que lucharon en un mundo de hombres que, coartaba cualquier intento de emancipación femenino.

Hablemos ahora de los primeros años del siglo XX, en los que nos centraremos en los inicios del siglo hasta la llegada de la II República (14 de Abril de 1931).

Ya hemos visto cómo habría sido hasta  ahora el papel de la mujer española. Pero un acontecimiento histórico sin precedentes va a cambiar la historia de las mujeres en los países occidentales: la I Guerra Mundial.

Como ya sabemos, la llegada de la primera Gran Guerra, haría que  las mujeres de los países beligerantes ocupasen en fábricas y hospitales, los puestos que los hombres habían dejado vacíos en su obligación de ir a la guerra.

España, a pesar de no ser país beligerante, sufriría las consecuencias internacionales de esta gran guerra, siendo la más importante la crisis económica y la subida de los precios.
Esto tuvo consecuencias directas para las mujeres, que por primera vez saldrían de sus casas no solo para ser asistentas o trabajar en algunas manufacturas, sino como  mano de obra en fábricas.
Además estos son los años de la industrialización en España, que va a tener una cierta expansión durante la Dictadura de Primo de Rivera.

Comenzarían a aparecer las primeras organizaciones femeninas, que si bien no son de carácter puramente feminista ni sufragista, comienzan a realizar algunas reivindicaciones para las mujeres. Estas organizaciones estarían influenciadas por los movimientos sufragistas tanto europeos como norteamericanos.

Pero no será hasta la llegada de la II República cuando la discusión sobre el derecho al voto femenino de paso a toda una serie de derechos que respaldarían a las mujeres.

Hasta ahora hemos visto una mujer dependiente, dócil, manipulable… una mujer que ha de adaptarse a condiciones sociales y políticas que no le pertenecen.

El desarrollo de la historia de las mujeres durante la II República y su papel en la Guerra civil, lo conocemos bien gracias a la cultura popular, pero merece la pena recordarlo, y merece la pena recordar las causas que llevan a conseguir numerosos derechos durante la República y de qué manera los pierden.

La  llegada de la II República, en una situación atípica en el contexto mundial, representaba la necesidad de un ansiado régimen democrático en el país. Pero una democracia que no solo afectaría a hombres, sino también a las mujeres.

La República habría de dotarse de credibilidad, y para ello debería contar con el ala femenina del país. En este momento sería cuando las mujeres estuviesen representadas en el Parlamento Español por propias mujeres, destacando grandes figuras como Clara Campoamor (por el Partido Radical) y Victoria Kent (por el Partido Socialista).

Estas dos mujeres representarían dos alas enfrentadas en el Parlamento:
-          La que estaría a favor de  dotar a la mujer del derecho al voto; representada por Clara Campoamor.
-          La que estaría a favor de abstener a la mujer del derecho al voto; representada por Victoria Kent.

El tema del sufragio femenino daría lugar a un largo debate que tendría que ser sacado adelante por Clara Campoamor a través de términos legales, jurídicos e históricos, pues aunque el ala de Victoria Kent hablase de que no era momento para dotar a la mujer del derecho al voto porque no estaba preparada por su histórica relación con  la iglesia y la derecha, Clara ganaría la batalla alegando que si la República no dotaba a la mujer del voto, más tarde podría hacerlo la coalición de derechas y llevarse los votos del sector femenino.

Otros logros serían igual de importantes para las  mujeres durante la República, como el derecho a la educación, a la atención sanitaria, al divorcio y al aborto.

Ya durante la Guerra Civil, en el bando nacional comenzaría a perfilarse el modelo nuevamente de mujer sumisa, y en el bando republicano, figuras como Lucía Sanchez Saornil, Federica Montseny o Dolores Ibárruri, promulgarían la lucha de la mujer por la causa republicana.

Para hablar sobre las mujeres durante la etapa franquista, debemos hacer referencia a lo que ya sabemos o a lo que acabamos de ver desde la República hacia los inicios del feminismo. Así dividiremos el feminismo en dos etapas, una de progreso o evolución, y otra de estancamiento y retroceso con el golpe franquista de abril de 1936.

En la primera etapa podemos hablar de una mujer que gracias en parte a los cambios no solo sociales sino también económicos, va a poder desarrollar toda una serie de trabajos que se salen del ámbito del hogar, pues existe la necesidad de obtener una renta más desahogada en los núcleos familiares debido a la cada vez más fuerte implantación del consumismo y el dinero como elemento esencial. Los principales logros de esta etapa serían la implantación de la alfabetización en algunos sectores femeninos y la emancipación de la mujer en los núcleos familiares tanto por parte de sus padres como de sus maridos. También se educaría a los hijos para que llevasen a cabo una emancipación más temprana.

Pero la llegada del Franquismo haría que todo esto cayese. Todos los logros que la II República (ya fuesen por las razones que fuesen) había conseguido por las mujeres se verán frustrados por la dictadura. Y es que uno de los elementos más importantes del pensamiento fascista es la familia como núcleo básico, en el cual sus diferentes elementos han de cumplir su función que les es propia. 

En el caso del franquismo, junto con un catolicismo exacerbado. La mujer quedaría relegada de nuevo a las tareas del hogar, al cuidado de los hijos y del marido, alabando el modelo de mujer católica y sumisa. El hombre, por el contrario pasaría nuevamente a ser el cabeza de familia. Resurgiría en España lo que conocemos como sistema patriarcal, acompañado de un catolicismo y una creencia nula en las capacidades de las mujeres, más que las maternas y del hogar.

Nos encontramos frente a unas mujeres que han vivido su juventud con las libertades de la II República y que ahora se van a ver cohibidas y coartadas sin más razón alguna que la instauración de un régimen dictatorial, que han de hacer frente a las consecuencias de una desgarradora guerra, a una dura postguerra.
Mujeres que han de adaptarse a hombres que acaban de salir de una guerra que ha hecho de ellos carne de cañón, una guerra que ha hecho medir a los hombres por su “valentía” y “masculinidad”.

Pero aún así, en la posguerra, habría mujeres dispuestas a no luchar desde el silencio, mujeres que protagonizaron escenas tales como las huelgas de hambre en las cárceles de Ventas y Segovia. Además de estas, también estarían las mujeres de los presos, que lucharían por mantenerse en la  vida cotidiana a pesar de seguir casadas con “rojos” o “comunistas”.

Pero, aunque las mujeres sigan practicando una lucha incesante, y apoyen a sus maridos o se subleven desde las cárceles,  hemos de saber que la izquierda masculina, no mostró mayor apoyo a las mujeres que la derecha. Pues a pesar de la solidaridad que las mujeres mostraron con los militantes y los grupos de colaboración que crearon fuera de las cárceles en apoyo a los hombres, nunca se dio el caso contrario. Es decir, la mujer durante la posguerra y la dictadura siempre hubo de luchar sola, tanto en un lado, como en otro.

Esto daría lugar a que las mujeres se uniesen entre ellas para luchar por la causa femenina, así entre finales de los 50 e inicios de los 60, comenzarían a agruparse en asociaciones que lucharían desde las asociaciones de derechas para pasar más desapercibidas. Mujeres urbanas, cultas e  ilustradas que comienzan a realizar acciones más propiamente feministas. Esto se extendería durante los años 70. Destacaríamos la figura de María Laffitte, Condesa de Campo Alengue.

Con la caída del régimen franquista, España irá poco a poco adaptándose a Europa en todos los sentidos. Uno de ellos será la posición de las mujeres en la sociedad española. Llaman la atención sobre todo, aspectos como la introducción en el mundo laboral de un gran número de mujeres, la nueva educación sexual, y la capacidad de decisión propia.

Las mujeres van a ver una apertura en el campo laboral, pudiendo cursar estudios superiores y accediendo a puestos de trabajo cualificados y bien remunerados, aunque evidentemente con diferencias salariales con respecto a los hombres.

Las mujeres estarán más y mejor educadas sexualmente, llevando a cabo medios para el control de la natalidad y para la prevención de enfermedades de transmisión sexual. La mujer será más libre en lo que concierne a las decisiones sobre su cuerpo y su sexualidad, y sobre su decisión de ser madre o no. Así las uniones matrimoniales también descenderán, y habrá más mujeres solteras por decisión propia.

Es decir, se percibe una evolución en las relaciones de género dentro de diversas áreas:

-           Instrucción de las mujeres similar a la de los hombres.
-           Independencia jurídica progresiva.
-           Incorporación al trabajo asalariado.
-          Reducción de la jornada de trabajo doméstico.
-          Deseo cada día mas generalizado de independencia económica y afectiva.

Así pues, durante la Transición democrática, la lucha  de las mujeres estaría representada a través de dos vías básicas. Por un lado, tendríamos las agrupaciones de mujeres por el feminismo, que intentarían propugnar un feminismo de la igualdad dentro de la sociedad. Por otro lado, tendríamos la lucha feminista dentro de los partidos, tanto de izquierdas como de derechas, que propugnaban la igualdad de los sexos en materia socio-política en los programas de los distintos partidos que apoyaban el ascenso de la mujer hacia unas condiciones igualitarias.

Pero tras la celebración de las Jornadas Feministas en Granada en Mayo de 1979, el feminismo inició una crisis entre dos vertientes:

-          “Feminismo de la igualdad”: Desde el feminismo de la igualdad se asume una postura crítica hacia el mundo masculino, la división sexual del trabajo y el patriarcado. Tiene su origen en la Ilustración y la redefinición del concepto de ciudadanía y universalidad (Celia Amorós) así como en el sufragismo y los partidos y organizaciones de izquierdas. Negocia cambios legislativos y normativos para lograr la igualdad de las mujeres con los hombres y eliminar "cualquier diferencia artificial basada en el sexo, los privilegios de un sexo sobre el otro". (Empar Pineda). Desde el feminismo de la diferencia se le acusó de complicidad e identificación con el opresor.[1]

-          “Feminismo de la diferencia”: No hablan de desigualdad, sino de diferencia. Y plantea la igualdad entre mujeres y hombres, nunca de las mujeres con los hombres. (Sendón de León). Frente al liberalismo, el marxismo y otras ideologías que consideran masculinas, proponen construir una feminidad que sea de por sí "sujeto revolucionario". La liberación de las mujeres pasaría así por remarcar su diferencia sexual y dejar de tener como punto de referencia a los varones.[2]

A partir de 1982, se produciría entonces una total dispersión de los distintos grupos y organizaciones feministas. Esto se produce a  razón del deseo del movimiento feminista de disgregarse de las distintas instituciones para la continuación de su lucha.

Paralelamente surgiría lo que conocemos como “feminismo institucional” con la creación en 1983 del Instituto de la Mujer, para poner en marcha desde los gobiernos, políticas de igualdad entre sexos.
También, la agrupación de mujeres feministas en colectivos profesionales, permitiría el desarrollo del “feminismo sectorial” o “profesional”.

Pero sin duda, el paso más amplio a nivel social durante los primeros años de la democracia, sería la concienciación de las mujeres de a pie, es decir, de aquellas que no pertenecerían a ningún sector del feminismo, sino que lucharían por la igualdad desde los contextos más populares, como la familia, los amigos, la pareja o el  trabajo.

Más adelante, la consecuencia de todo esto, será la aparición del “feminismo académico”, es decir, el estudio sobre las mujeres desde las universidades, la colaboración entre los investigadores para dar salida a una nueva Historia de las Mujeres y hacer posible una revisión historiográfica de ellas. Para ello fue muy importante la creación de los Centros de Estudios de las Mujeres, dirigidos por distintas universidades (una de las más importantes será la de Granada), en los que investigadoras e investigadores pondrán todo su empeño por dar a las mujeres un espacio a nivel académico.

En conclusión, podemos hacer referencia a la historia de las mujeres en España en la actualidad. Las mujeres españolas intentan cada día adaptarse a un mundo que cambia constantemente, un mundo en el que se dejan ver un poco más integradas pero en el que aún queda mucho por hacer.
Las mujeres españolas deben concienciarse a sí mismas de que tienen una historia propia y que han de construirla.

Las mujeres (todas), deben luchar ser escuchadas y respetadas como iguales en una sociedad aún marcada por el patriarcado, que se manifiesta de distintas formas y a diferentes escalas. En nuestra sociedad occidental, actúa a  través de lo que se conoce como el capitalismo simbólico, pues los medios y la cultura que nos rodea, siguen reflejando una visión dicotómica entre hombres y mujeres, y da a cada uno su lugar.

Es tarea de todas las personas cambiar el mundo que nos rodea para hacerlo un poco mejor, y la lucha por la igualdad de las mujeres y de otros sectores marginados como los homosexuales, transexuales o bisexuales, es uno de los grandes pasos que hacen falta para crear una humanidad mejor.


R.G.H.



CARTA DE PRESENTACIÓN

Buenas noches lectores del "Portal del Historiador". Es un placer colaborar a partir de ahora en este blog, junto con mi amigo y compañero Gregorio Santiago Díaz.

Mi nombre es Rebeca García Haro, y actualmente me encuentro residiendo en Granada, terminando mis estudios de Historia. Me hacía mucha ilusión participar en este portal para poder aportar mi granito de arena, tanto a la comunidad de historiadores como a la de interesados por la Historia.

El objetivo principal de mi colaboración aquí se va a centrar en lo que actualmente se denominan los "Estudios de Género", o cómo se han dado las relaciones entre lo masculino y lo femenino a través de la historia, y la "Historia de las Mujeres". 

Como feminista, y como amante de la Historia de las Mujeres, creo que es mi deber dar a conocer un poco a través de aquí el recorrido histórico de las mujeres. Intentaré tocar todos los períodos históricos en la medida de lo posible por lo que contaré con ayuda de amigas y compañeras para completar mi sección del blog. De igual modo escribiré sobre otros temas incluso sobre los de la actualidad, si en algún momento lo creo interesante u oportuno.

Espero que disfruten tanto como yo de esta nueva sección que hoy inauguro con el fin de conocer un poco mejor la Historia y aquellas partes de ella que nunca se cuentan, aquellas cosas que no nos enseñan en los colegios, lo que conviene que la cultura popular desconozca; también para ampliar mis conocimientos con vuestras aportaciones.

Sin nada más que añadir, un cordial saludo.

EMPECEMOS.


martes, 21 de octubre de 2014

El holocausto judío.

En los campos de concentración, los nazis encerraron, aplicando teorías racistas, a judíos, gitanos, eslavos, homosexuales, opositores políticos, etc. Y también a numerosos católicos y representantes de otras ramas del cristianismo, no por motivos racistas, sino por considerados incompatibles con su concepción totalitaria y laica de la vida. En las tres semanas que duró la invasión de Polonia fueron asesinados 250.000 judíos polacos. Más adelante, en el ghetto de Varsovia, se calcula que fueron masacrados unos 400.000.

A partir de 1940 fueron igualmente perseguidos por el resto de la Europa ocupada por las tropas alemanas. Se multiplicaron los campos de concentración con las cámaras de gas y los hornos crematorios. En Ucrania y Besarabia se calcula que fueron asesinados más de dos millones de judíos. En las cámaras de gas aproximadamente unos dos millones y medio. Las cifras totales del genocidio de la Segunda Guerra Mundial son desconocidas, aunque se calculan entre cinco y seis millones tan sólo la población judía.

Pero hay que buscar razones de fondo: los alemanes envidiaban el beneficio de los judíos, ya que se dedicaban a actividades lucrativas. Por una parte, los alemanes les consideraron comunistas, pero también se les consideraba usureros. Los alemanes justificaron las medidas que tomaron contra estos colectivos no sólo por estos motivos, sino también diciendo que era normal si se tenía en cuenta lo que pasaba en la URSS o lo que Gran Bretaña hizo con los Boers.

En este proceso, la población de a pie colaboró activamente en muchos casos motivada por el miedo hacia la Gestapo, encarnación de la represión en el Tercer Reich. Se empezaba por matar a los más veteranos alegando que ya no se sentían capaces de trabajar, y después a los más jóvenes. En principio se pensó en llevarlos a Madagascar, pero la flota inglesa controlaba los mares y no podían hacerlo. Tampoco podían asesinarlos de uno a uno, pues aquello no era humano para los verdugos. Aparte, se dividió el trabajo entre los militares para que ninguno conociera todo el proceso y no se sintiera mal por hacer lo que estaba haciendo. Otras medidas fueron traer gente de fuera, ponerlos en un ambiente lo más humanizado posible (una estación normal de tren), se les rapaba la cabeza y se les ponía uniforme para que no parecieran humanos.


Esto se ocultó a la gente (no había otras informaciones más allá de las que el régimen permitía salir adelante y Hitler, en sus discursos, intentaba emocionar a los asistentes con posturas que, aunque eran muy naturales en él, las ensayaba a fin de no fallar), aunque ya podían ver lo bajo a lo que se podía llegar al ver limpiar a los judíos la calle como símbolo de la humillación. Pero lo que la gente de la calle pudiera saber se quedaba en los espacios privados por la represión. Pero también se le ha ocultado a la gente, ya no de la época, sino de la nuestra también que EE.UU. también tuvo sus campos de concentración.

De todas formas, es como ahora: hoy en el mundo, cada año, muere por causas evitables mucha más gente de la que pudo morir en el Holocausto, como el hambre. Aparte, otra gran parte de la población trabaja en condiciones miserables para darnos productos que usamos de la forma más banal posible: quizás para un balón de fútbol un niño haya perdido una parte de su infancia trabajando en unas condiciones miserables intentando sacar a su familia adelante,
¿Qué hacemos nosotros? 

Todo esto quiso condenarse en los Juicios de Núremberg, se condenan a distintos personajes del régimen nacionalsocialista, pero se estaba condenando a la gente con leyes de carácter retroactivo, nunca antes se habían registrado estos casos. Después del ’45 los soviéticos, a pesar de haber colaborado con los nazis en algunas cosas, actúan en contra de los nazis. No obstante, todavía se tiene que juzgar a todas las partes. En el 2009, con el aniversario de la guerra, se condenó al Ejército Rojo, a lo cual respondió el Presidente Dmitri Medvedev dijo que aquello no era posible. Pero todavía no se ha condenado a los del Bloque Aliado.